Project V ~ Cambio Botón Af. Élite

En el reino de los ángeles empieza a cundir el caos porque Dios se marchó dejando abandonada a su creación, lo que ha desencadenado que la humanidad se hunda en una crisis acerca de la existencia de su creador que debilita el poder de los ángeles en el cielo, y sembrando la duda en muchos de estos últimos que empiezan a cuestionarse su existencia. Los ángeles que se empiezan a sublevar tienen sospechas de que toda la historia del padre creador no es más que una mera falacia de los que gobiernan en el cielo para impedir cuestionamientos de cualquier índole que atente con las enseñanzas divinas. Dos de los ángeles que siempre han estado en la delgada línea del bien y el mal, son los encargados de mover filas y crear el bando de ángeles sublevados, arrastrando a unos pocos con ellos, perdiendo la pureza de sus blancas alas que ahora toman un color carbón brillante, convirtiéndose, así, en los ángeles oscuros rebeldes. Por su parte, los arcángeles –aquellos encargados de gobernar el cielo en ausencia de Dios- que están más enfocados en su lucha eterna contra los demonios y ahora se ven obligados a sofocar los propios conflictos internos del cielo parecen haberse olvidado de atender las necesidades de la creación de su padre, dejando todo el trabajo sucio a los cazadores. Dicho despiste origina que los demonios –o fuerzas del mal- vean la ocasión perfecta para elaborar un plan que ponga fin a la guerra eterna y derrote a los ángeles para siempre. Varios demonios de alto rango y gran poder, sin contar con Lucifer, unen sus fuerzas para elaborar un plan con el objetivo de abrir las puertas del Purgatorio y liberar, así, a todas las bestias que domesticarían a placer para acabar con la luz y sumir la Tierra en la oscuridad, pero no todos son partidarios de dicho plan sabiendo que en el Purgatorio se hallan seres tan espantosos, sádicos y sedientos de sangre cuya domesticación sería imposible y no serían capaces de hacer distinción entre unos y otros a la hora de cumplir con su masacre. Este grupo de demonios también se sublevan contra los suyos cuestionando el reinado de Lucifer, al que no ven capacitado actualmente para liderarlos asi que comienzan a buscar apoyo en las Quimeras que viven en el mundo de Eretz para luchar en una futura guerra que se avecina. Por otro lado, Leviatán (uno de los que está a favor de abrir las puertas del Purgatorio) busca dominar a la gente del agua para usar como soldados en la lucha contra el bien, provocando que el Rey Tritón se alce en armas contra la bestia demoníaca marina más temida de todos los confines de la tierra y mandando a varias de sus mejores sirenas en busca de aquellos humanos, “los elegidos”, que estén predestinados a descubrir todos los secretos ocultos de sus ciudades marinas y hallen en ellas la piedra que cerraría las puertas del Inframundo.

Ángeles y demonios sumidos en una guerra que se prolonga desde el principio de los tiempos, cegados por querer destruirse mutuamente sin ver la gran amenaza que se alza lentamente en silencio y que no proviene de ninguno de los dos bandos si no de Abraxas, un viejo Dios al que la humanidad olvidó en su momento y que se ha visto degradado a vivir como un demonio mayor más pero que ahora está recuperando su poder gracias al contacto que ha establecido con el Aquelarre de Portavoces de los Espíritus (brujos) y que pretende entablar con el Aquelarre de la Vieja Fe y Valdaermen.

La Orden de San Ricardo (Irlanda) y la Orden de San Miguel (Londres) se ven desbordadas por los continuos misteriosos ataques de Egan y la creciente oleada de corrupción y violencia que azota la Tierra. Se ven tan superados que no les queda otra que tirar de su alianza con la manada de licántropos para que les ayuden a reestablecer la calma y prevenir en la mayor medida que les sea posible los ataques, sin contar con los Hombres Lobo; ellos siempre fueron independientes, tan solo se movieron por sí mismos. Estos han sido seducidos por la suculenta idea de sus antecesores los Garou que viven en la Umbra y les han invitado a ser partícipes en su batalla particular contra los Cambiaformas (que también poseen sus conflictos internos), olvidando el cometido por el que Gaia los creó, y obstinados en gobernar La Umbra y a todos los seres que habitan en ella a toda costa… El fin justifica los medios.

Mientras todo esto acontece, los vampiros se mantienen al margen sin tomar preferencia por ningún bando pero estando alerta por si la sangre les llega a salpicar. Ellos prefieren seguir enfocados en sus labores y su pelea interna en La Mascarada donde La Camarilla, el Clan del Dragón y el Clan de la Rosa siguen controlando y luchando contra el Sabbat y los leprosos de la Sombra que quieren hacerse con el control e instaurar una anarquía en La Mascarada que suponga la liberación de cada bestia interior de los miembros vampíricos y dominen a los hijos de Seth (humanos) como ya lo hacían al principio de todo. Los Assamitas son los únicos que no entran en disputa, ellos son neutrales, pero su lealtad podría ser vendida al mejor postor. Pál, el rey de los damphires, sabiendo que los suyos no encuentran su lugar ni en La Mascarada ni entre los humanos, decide buscar aliados para fundar un reino especial para ellos llamado Nuevo Camelot que representaría una villa medieval en plena actualidad con un uso reducido de la tecnología para no perder el encanto y misticismo propuesto. Y, por último, las hadas horrorizadas por tanto mal desatado asolando la tierra de los humanos, la existencia de la universidad mágica facilitando el desarrollo de habilidades mágicas y otorgando de magia a los humanos sin más, se sienten insultadas pues ellas son las creadoras y portadoras de magia. Por ello, planean hacer un decreto sobre la regulación y restrinción de la magia siendo tan solo ellas las que decidan a quién otorgar con tal gracia. Incluso hasta se plantean la posibilidad de prohibir que los suyos entren en dicha institución que es una blasfemia para los suyos.